Hacer enojar a un hombre que tiene 240 mil millones de dólares, es dueño de redes sociales, satélites globales y hace cohetes para llegar a Marte es una tarea de riesgo. Y el megamillonario Elon Musk está empeñado en seguir adelante con su cruzada contra el poderoso juez de la corte suprema brasileña Alexandre de Moraes, rumbo en el que este domingo publicó un mensaje deslizando que el magistrado pudo "haber interferido de forma grave, reiterada y deliberada en las últimas elecciones presidenciales", una acusación en la que pidió ayuda a "cualquiera que tenga ejemplos o pruebas al respecto, por favor responda a esta publicación".
Como se sabe, Alexandre de Moraes ordenó el bloqueo de X, la ex Twitter, en todo el territorio brasileño, como consecuencia de que había emplazado a la empresa de Elon Musk a nombrar un responsable legal en Brasil, circunstancia a la que Musk se negó, en parte previendo de que quien nombrara podría ser hasta detenido, pero además porque desafía la exigencia de de identificar a algunos usuarios, cuyos mensajes quedaron en la mira del poderoso juez del Tribunal Supremo.
"Cada vez hay más pruebas de que el juez falso Alejandro de Moraes interfirió de forma grave, reiterada y deliberada en las últimas elecciones presidenciales de Brasil", posteó Musk en las últimas horas, agregando que "según la legislación brasileña, eso significaría hasta 20 años de prisión".
"Lamento decir que parece que algunos ex empleados de Twitter fueron cómplices de ayudarlo a hacerlo", precisó sin agregar detalles de cómo se habría producido esa presunta "ayuda" a Alexandre de Moraes en el tema electoral, para cerrar indicando que pretende "universalizar" su cruzada contra el magistrado, ya que llamó a que "cualquiera que tenga ejemplos o pruebas al respecto, por favor responda a esta publicación".
Este mensaje del magnate reunió este domingo numerosas respuestas, considerando que tiene solamente en su cuenta de X casi 200 millones de seguidores. Lo claro del caso es que el supermillonario dueño de Tesla y Starlink lejos de rendirse redobla la apuesta y explora las maneras de poner en aprietos al magistrado.
Con una plétora de investigaciones, Alexandre de Moraes ha sido implacable contra el expresidente brasileño Jair Bolsonaro. Ahora, en su cruzada contra la desinformación en línea, el juez de la corte suprema se ganó otro adversario, el magnate Elon Musk, quien se negó a bloquear bajo orden judicial las cuentas de usuarios en X, muchos aliados al expresidente brasileño, y lo llamó "dictador".
En consecuencia, Moraes ordenó el viernes la suspensión de X, antes conocida como Twitter, una decisión que empezó a tener efecto la madrugada de este sábado para algunos usuarios que no pudieron ingresar a la plataforma. El bloqueo, a poco más de un mes de que se celebren las elecciones municipales, responde a un ultimátum del miércoles para que la plataforma nombrara a un representante legal en el país.
Musk reaccionó con furia a la orden del juez, acusándolo de "intentar destruir la democracia en Brasil" y de responder a "motivaciones políticas".
"Xandao", como se conoce al magistrado, incluyó al magnate en una investigación por "instrumentalización criminal" de las redes sociales. Mientras que la extrema derecha aprovechó para pedir de nuevo por su destitución, viéndolo como un símbolo de una supuesta censura y de abuso del poder judicial.
"Animal político"
El abogado constitucionalista y profesor de Derecho de la Universidad de Sao Paulo (USP) no esperaba, en un principio, convertirse en el némesis de los conservadores, aunque luego su figura escaló en la política de mano de organizaciones de centroderecha y derecha.
El mismo fue secretario de Seguridad del estado de Sao Paulo, donde fue acusado de mano dura en la represión de movimientos sociales, y llegó al STF en 2017, nominado por el expresidente conservador Michel Temer (2016-2018), de quien había sido ministro de Justicia.
"Aunque su carrera meteórica tiene un lado jurista, lo que lo puso en el STF, y el 99% de su carrera, es la política. Es un animal político", declaró a AFP el experto constitucional Antonio Carlos de Freitas y una funcionaria del TSE agregó que "navega bien por varios ambientes, incluyendo las fuerzas armadas".
"Canalla"
Entre sus cruces con Bolsonaro (2019-2022), Moraes está al frente del mayor dolor de cabeza para el expresidente: una investigación sobre su participación en una supuesta trama golpista para evitar el regreso al poder del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
También lo investiga como presunto instigador del asalto a las sedes de poder en enero de 2023 en Brasilia por parte de seguidores suyos, disconformes con la victoria electoral de Lula.
Durante el agitado mandato de Bolsonaro, el juez ordenó además la apertura de investigaciones contra aliados y su actuación crispó tanto al entonces presidente, que este lo tildó de "canalla".
Contra la desinformación
Moraes, cuya tesis para el puesto de profesor en Derecho Electoral de la USP se tituló "El nuevo populismo digital extremista", también se hizo omnipresente durante las presidenciales de 2022, especialmente en la contención de la desinformación electoral.
X quedó fuera de línea en Brasil por el bloqueo ordenado por la Justicia
Desde aquel momento, ordenó el bloqueo de cuentas de figuras influyentes de la derecha y ultraderecha en las redes sociales, restricciones que Musk amenazó con levantar al tacharlas de "censura".
¿Presidente?
Poco dado a entrevistas o a escribir en su cuenta de X, "@Alexandre", con un millón de seguidores, este recurre a menudo al púlpito de la corte para posicionarse.
"La libertad de expresión no es libertad de agresión, para la proliferación del odio, el racismo, la misoginia y la homofobia. La libertad de expresión no es libertad de defensa de la tiranía", manifestó.
Puede permanecer en la cima del poder judicial, al menos por ley, hasta los 75 años, pero el magistrado, casado y con tres hijos, "aún tiene pretensiones políticas", indicó una fuente allegada a AFP, quien dice que este podría querer "ser presidente" de Brasil, aunque no lo haya mencionado públicamente.
