En un insólito episodio ocurrido en el barrio porteño de Recoleta, dos diplomáticos rusos se negaron a realizar un test de alcoholemia, lo que desató un conflicto que tomó un giro inesperado cuando un runner oriundo de Rusia decidió intervenir. Lo que hizo aún más peculiar la situación fue que el hombre, vestido con la camiseta del club Nueva Chicago, se presentó como mediador.
Según lo informado por la Agencia Noticias Argentinas, el runner, con un español un poco limitado, trató de convencer a su compatriota de colaborar con las autoridades argentinas. "No entiendo qué hacen. Yo vivo en Argentina, me gusta Buenos Aires. Es una vergüenza, no lo conozco al detenido. La policía de la Ciudad seguramente no habla ruso, por eso vengo a ayudar", declaró el hombre, quien rápidamente se hizo viral en redes sociales.
Es que durante esta mañana de Navidad dos conductores de autos diplomáticos de la embajada de Rusia se negaron a realizar un test de alcoholemia, motivo por el que fueron custodiados por agentes de la policía de CABA, en el marco de los operativos llevados a cabo por el Gobierno de la Ciudad en el barrio de Recoleta.
El episodio generó una reacción inmediata de la Embajada de Rusia en Argentina. El Primer Secretario de la sede diplomática en Argentina dialogó con la prensa frente a la polémica desatada y sostuvo que se trató de una "grave violación al derecho internacional" y que los dos hombres no se sometieron al control ya que se encontraban dentro de vehículos diplomáticos.
Aunque el escándalo y la viralidad del momento no se detuvo allí. Al enterarse de la insólita situación, el community manager de Nueva Chicago reaccionó con humor y sorpresa. A través de su cuenta oficial de X (anteriormente Twitter), el club compartió un video del incidente, acompañado de un mensaje con la bandera de Rusia y un guiño futbolero: "Me gusta el vodka".
El video del runner ruso de Nueva Chicago que quiso mediar en el conflicto
El "runner ruso" explicó más tarde que tenía un amigo fanático de Nueva Chicago, lo que explicaría su elección de vestimenta para salir a correr aquel día.
Sin embargo, sus esfuerzos por mediar entre el diplomático y las autoridades no dieron frutos, ya que fue insultado por uno de sus compatriotas, quien lo calificó de "traidor a la patria".
Este episodio, que combinó diplomacia, deporte y un toque de absurdo, dejó una marca curiosa en el imaginario colectivo argentino. Más allá de la intervención del diplomático y la camiseta de fútbol, el curioso hecho reafirma que la pasión por un club puede surgir en los lugares más inesperados y, a veces, hasta en situaciones que parecen salidas de una película.
RM/ML