La Armada Argentina anunció la baja el mítico ARA Hércules, el buque de guerra que jugó un rol clave en la defensa nacional, participando de las estrategias de defensa en momentos críticos de la historia reciente, como el conflicto con Chile o la guerra de Malvinas. El navío llevaba años sin navegar pero seguía representando la capacidad de defensa naval del país dado que proveía una capacidad mínima de transporte anfibio de infantes de marina.
En la solemne Dársena de la Base Naval Puerto Belgrano, se llevó a cabo la emotiva ceremonia de arrío del pabellón nacional en el Destructor Tipo 42 ARA Hércules, ahora designado como Transporte Rápido Multipropósito, según dispuso el jefe del Estado Mayor General de la Armada, Carlos María Allievi.
Desde su incorporación en 1976, el navío se convirtió en un pilar de la flota marina, no solo como destructor con misiles Sea Dart, sistema del que fue despojado recientemente, sino también como buque para proyectar el despliegue rápido de tropas de infantería de marina.
A pesar de que llevaba varios años sin navegar, el buque asumió la importante misión de suplir la ausencia del Buque de Desembarco ARA "Cabo San Antonio" (Q-42). Con su retiro, la Armada Argentina perdió definitivamente su capacidad mínima de transporte anfibio -que aún mantenía de forma simbólica- en medio de las negociaciones del gobierno nacional para modernizar la rama naval de las Fuerzas Armadas.
En tanto, la decisión de dar de baja al ARA “Hércules” se fundamentó en la degradación estructural por el paso del tiempo y la obsolescencia generalizada de la nave, según informó el medio especializado Zona Militar. Además, se contempló la posibilidad de su enajenación una vez retirados todos los elementos y materiales útiles para el servicio naval.
Sin embargo, su reciente baja definitiva se suma a la del Destructor MEKO 360 ARA “Heroína”, reduciendo significativamente el poder de combate de la fuerza naval argentina. Esta serie de decisiones estratégicas impactan en la capacidad operativa de la Armada Argentina, que excepto que se los reemplace verá disminuida su operatividad.
La contribución del ARA Hércules a la soberanía argentina
En 1976, la Armada Argentina incorporaba al ARA "Hércules" (D-1) a su flota como un destructor Tipo 42, equipado con avanzados sistemas de misiles Sea Dart. Este navío no solo marcó una era de modernización naval para el país, sino que también desempeñó un papel crucial en momentos históricos clave, como el conflicto con Chile por el Canal de Beagle o la guerra de Malvinas en 1982.
Durante la Guerra de las Malvinas en 1982, el ARA "Hércules" destacó por su participación en operaciones navales y defensa aérea, demostrando su capacidad operativa y estratégica en el conflicto. Tras la guerra, el navío fue adaptado como Transporte Rápido Multipropósito, cumpliendo un nuevo rol crucial en la Infantería de Marina argentina.
Después de décadas de servicio destacado, el ARA "Hércules" fue dado de baja en el 2000, marcando el final de una era en la historia naval del país. Su legado, en tanto, se extiende más allá de su función militar, siendo recordado por su contribución a la soberanía y seguridad nacional.
Los desafíos de la Armada Argentina
El panorama futuro de la Armada Argentina presenta desafíos que se arrastran al menos desde la guerra de Malvinas y perduraron sin importar el color político. En el caso del gobierno actual, en medio del lema "no hay plata" característico del presidente Javier Milei, la Defensa en general se vio afectada por los recortes presupuestarios, incluido el viaje anual de instrucción de la Fragata Libertad, que enfrenta la posibilidad de ser cancelado debido a sus costos operativos.
Sin embargo, el ministerio de Defensa, a cargo de Luis Petri, impulsó una agenda concreta para modernizar los principales medios de combate de las tres fuerzas armadas, una deuda histórica del estado argentino desde la guerra de Malvinas, como se vio plasmado en la compra de los aviones caza F-16 a Estados Unidos.
Con respecto a la Armada, Luis Petri no solo se mostró a bordo de buques para patrullar la milla 200 sino que emprendió negociaciones en Italia para la posible adquisición del buque San Giorgio, como parte de los esfuerzos por modernizar y equipar la flota naval. Esta clase de buques, conocida por su capacidad de transporte y versatilidad operativa, podría representar una oportunidad crucial para fortalecer las capacidades de defensa del país sudamericano, en un contexto de renovación y ajuste presupuestario.
cd / ds
