Más de 2.000 millones de mujeres no acceden a políticas de protección social como atención sanitaria y pensiones, afirma un informe de la ONU. Según esta organización, este tipo de servicios “no llegan” a esa parte de la comunidad.
“A pesar de algunos avances desde 2015, las disparidades de género en protección social han aumentado en la mayoría de las regiones en desarrollo, lo que sugiere que los recientes avances han beneficiado desproporcionadamente a los hombres”, prosigue el documento.
Además, destaca que “más del 63% de las mujeres siguen dando a luz sin tener acceso a prestaciones por maternidad, cifra que alcanza al 94% en el África subsahariana”, algo que “no sólo las coloca en una situación de desventaja económica, sino que también compromete su salud y bienestar, así como el de sus hijos, perpetuando la pobreza a través de las generaciones”.
¿De qué hablamos cuando hablamos de brecha de género?
Por eso, afirman también, las mujeres tienen un 25% más de probabilidades que los hombres de vivir en la pobreza extrema.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sólo el 33,8% de la población en edad de trabajar está legalmente cubierta por sistemas de seguridad social. “Sin embargo, al desglosar esta cifra, se revela una brecha de género pronunciada, con una tasa del 39,3% para los hombres y del 28,2% para las mujeres, una diferencia de 11,1 puntos porcentuales”.
Más allá de estas diferencias en el acceso a las prestaciones derivadas del trabajo formal, “la cobertura efectiva de las mujeres, para al menos un beneficio de protección social, es menor que la de los hombres (50,1% y 54,6%, respectivamente)”.
La OIT también elaboró un listado con las principales falencias. La protección por maternidad, por ejemplo, alcanza al 36,4% de la población mundial. “Además, persisten desigualdades en el acceso a la salud reproductiva, materna, neonatal e infantil, y la exposición a los riesgos del cambio climático tiene consecuencias para la morbilidad y mortalidad materna y neonatal”, explican.
En cuanto a los beneficios en casos de enfermedad o de accidentes de trabajo, quedan afuera a 6,4 millones de personas.
¿Las desigualdades de género se pueden borrar por una ley o DNU?
Estas deficiencias no solamente impactan especialmente a las mujeres. También a personas migrantes, con discapacidad y poblaciones indígenas. De acuerdo con los datos de esta organización, solamente el 38,9% de las personas con una discapacidad grave recibe una prestación, por lo que no llegan a 146 millones de personas que las necesitan.
La protección por desempleo, por su parte, alcanza solamente al 16,7% de la población mundial. “Esto se traduce en 157 millones de personas desempleadas sin cobertura”. Específicamente, señalaron, “los trabajadores agrícolas y los trabajadores migrantes suelen carecer de esta prestación”.
El documento hace especial hincapié en las pensiones. “A nivel global, el 79,6% de las personas en edad de jubilación reciben una pensión, un incremento de 5,5 puntos porcentuales desde 2015. No obstante, más de 165 millones de personas por encima de la edad legal de jubilación no reciben una pensión”.
Otra cuestión en la que tanto ONU Mujeres como la OIT ponen el foco es en el cambio climático y su impacto en estos indicadores.
Brecha de género: en el mundo financiero persisten las desigualdades
“La paradoja e injusticia de la crisis climática hacen que una respuesta equitativa sea aún más urgente. Esto se debe a que las poblaciones más vulnerables, que han contribuido menos a las emisiones globales, viven en regiones más susceptibles a la crisis climática”.
Si nada cambia y no se generan políticas que consideren estas variables, para 2030 la crisis climática podría resultar en 132 millones adicionales de personas viviendo en pobreza extrema, aseguraron.
La OIT insta a los países a desarrollar “un enfoque de protección social sensible al género para informar las respuestas a los impactos climáticos que afectan de manera diferenciada a mujeres y hombres”.
Las estrategias gubernamentales deberían contemplar el hecho de que las mujeres y las niñas se ven desproporcionadamente afectadas por los riesgos climáticos por diferentes motivos: “su dependencia de medios de vida basados en los recursos naturales y la agricultura; la carga existente de trabajo de cuidado no remunerado; menores ingresos y activos limitados; y una mayor probabilidad de verse afectadas negativamente por desastres y choques ambientales”, sintetizaron.