INTERNACIONAL
sus prioridades de 2003 y 2023

Lula, ayer y hoy: del cambio a la reconstrucción

“Cambio” fue la palabra esencial del primer mensaje que el mandatario brasileño dijo al asumir su primer mandato, el 1° de enero de 2003. Dos décadas después, tras los cuatro años del bolsonarismo, subrayó que su tarea central será reconstruir los derechos de la población consolidados por la democracia brasileña, que fueron “sistemáticamente demolidos” por su antecesor. En 2003, pidió “paciencia”. Este año, cree que “no sería justo” pedirla, porque el pueblo tiene “hambre”, cuya eliminación había sido la gran promesa de su primer mandato. Hoy ve como un retroceso volver a tener que prometerlo.

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Saludo. El líder histórico del Partido de los Trabajadores frente al Palacio del Planalto, en la misma situación, asumir como presidente, pero con un escenario nacional totalmente diferente. | cedoc

De un país estancado a uno en ruinas. Del cambio a la reconstrucción. De la reivindicación de los valores familiares tradicionales a lo inadmisible de la violación de los derechos de las mujeres. Así varió el discurso de Lula en las dos décadas que pasaron entre que se convirtió por primera vez en mandatario y la tercera vez que lo hizo, el 1° de enero de 2023.

“Cambio”. Esa era la palabra clave del discurso de Luiz Inácio Lula da Silva al asumir en 2003. “Fue por eso que el pueblo brasileño me eligió como presidente de la República: para cambiar. Llegó la hora de transformar a Brasil en la nación con la cual siempre soñamos: una nación soberana, digna, consciente de su propia importancia en el escenario mundial y, al mismo tiempo, capaz de acoger y tratar con justicia a todos sus hijos”.

El discurso de 2023 es diferente: “el gran edificio de derechos, soberanía y desarrollo que esta nación construyó desde 1988 ha sido sistemáticamente demolido en los últimos años. Es para reconstruir este edificio de derechos y valores nacionales que vamos a dirigir todos nuestros esfuerzos”.

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Ahora deberá concentrarse, según sus palabras, en el “desastre” que tendrá que resolver a nivel presupuestario. El mandatario también criticó a su antecesor, Jair Bolsonaro, ausente en la ceremonia, de llevar adelante un gobierno “negacionista, oscurantista e insensible a la vida” en lo que al manejo de la pandemia se refiere. Brasil fue el segundo país más afectado en cuanto a muertes por covid-19, con casi 700 mil víctimas. Frente a esto, que calificó de “genocidio”, prometió que no habrá impunidad.

La pandemia y las críticas a su antecesor no fueron las únicas novedades de 2003 hasta ahora.

Mientras hace 20 años Lula pedía a la sociedad “paciencia y perseverancia”, esta vez consideró que el pueblo no podía esperar. “No sería justo ni correcto pedir paciencia a los que tienen hambre”, dijo.

El hambre volvió a estar presente entre las palabras del mandatario, que en 2003 aseguró que habría cumplido el objetivo de su vida si conseguía que cada brasileño comiera tres veces al día. En 2023, según sus palabras, ve como un retroceso tener que volver a prometer sacar a 33 millones de esa misma situación. 

La palabra “democracia” fue crucial en 2023. Los acontecimientos ocurridos en los días posteriores a la elección, con manifestantes frente a los cuarteles pidiendo la intervención del Ejército, los intentos de atentados, la violencia creciente y la constante crítica de Bolsonaro al sistema electoral, probablemente provocaron que la reafirmación de la democracia estuviera tan presente. Fue nombrada siete veces, mientras en 2003 solo en una oportunidad, y para hacer referencia a la política exterior. “Pese a todo, prevaleció la decisión de las urnas, gracias a un sistema electoral reconocido internacionalmente por su eficacia”, afirmó el nuevo presidente este año.

“El Mercosur, así como la integración de América del Sur en su conjunto, es un proyecto político. Mas ese proyecto reposa en fundamentos económico-comerciales”, dijo por primera vez en 2003. Por esa decisión política que significa revitalizar la integración regional y “romper el aislamiento al que estaba relegado el país”, como aseguró este año, es que las expectativas en Argentina con la asunción de Lula son tan altas. Se trata del principal socio comercial del país, al que, durante el año, según los últimos datos del Indec, se exportaron bienes por 11.599 millones de dólares. 

Pero el mundo no es el mismo que en 2003. Una pandemia y una guerra pasaron por el medio, afectando las economías con las que Brasil deberá sentarse a conversar. 

El país y el mandatario tampoco son los mismos. Brasil, una nación que pasó de los 175 a los 215 millones de habitantes, hoy está completamente polarizada. Para gobernar a esos 215 millones a los que prometió tratar por igual, independientemente de por quién hayan votado, Lula decidió conformar un gobierno que, a diferencia de 2003, contará con representantes de nueve partidos –con los que deberá consensuar– y con once mujeres a la cabeza de los ministerios.